Ellos son los motivadores, los bienvenidos cada domingo cuando nos encontramos.

Cada clase es diferente, nos disfrazamos, interpretamos, leemos, investigamos. Siempre hay algo nuevo para aprender, para disfrutar, para compartir. Buscamos las mejores imágenes para presentar a Jesús, su vida, sus enseñanzas, sus promesas y nuestras responsabilidades aún siendo niños.

Practicamos el amor. Oramos cada mañana por la familia, los amigos y cada pequeña o gran situación, desarrollando la fe en nuestro único Dios capaz de responder las oraciones más sinceras. Traemos la Biblia cada domingo, demostrando que es el mejor Libro. Jugamos, nos reímos, agradecemos a Dios por nuestro desayuno, el que nunca falta, nos conocemos y encontramos con nuestros amigos y amigas. Esperamos con mucha expectativa que llegue ese momento donde se anuncia: Los chicos, pasen a sus clases! Y ahí estamos los maestros, que pensamos, oramos y preparamos la mejor clase bíblica.